Piensa dos veces antes de emitir cualquier comentario
Cuenta la historia que en un pueblo pequeño en un lugar de Europa, había un señor que tenía un problema muy serio: solo hablaba mal del resto de las personas. Cualquier situación era buena para sus comentarios. Cada vez que oía una historia sobre alguien, se la contaba a sus amigos. Pero llegó el día que se arrepintió, se dio cuenta que había lastimado a muchas personas.
No sabía qué hacer y decidió visitar al rabino de la ciudad para pedir su consejo. Al llegar a la casa, el hombre le relató toda la situación al rabino.
Entonces el rabino después de pensar lo hizo regresar a su casa y le pidió que le trajera una almohada de plumas. El hombre no entendió nada, pero fue a su casa y regresó con la almohada de plumas rápidamente.
El rabino tomó la almohada y con un cuchillo la cortó por varios lugares. El hombre quedó asombrado, no entendía la relación entre la almohada y su problema.
Entonces el rabino le regresó la almohada y lo invitó a salir por todo el pueblo con su almohada de plumas. Cuando regresó cansado de las vueltas que había dado, el rabino le dijo que volviera a salir para juntar todas las plumas y guardarlas en la almohada. Primero el hombre se enojó con el rabino, creía que estaba loco, y comenzó a gritarle:
-¿Es qué tú crees que yo puedo regresar para que la almohada quede como antes? Con dificultad puedo yo encontrar algunas de las plumas que se volaron, pero todas, nunca, el viento las hizo volar lejos.
Entonces el rabino lo miró a los ojos y le dijo:
-Eso también ocurrió con tus palabras. La fuerza de las palabras que nosotros sacamos de nuestra boca, como las plumas ya se fueron, se dispersaron y se volaron. Y muchas veces es imposible regresar cada una de esas palabras a nosotros.
Cuento Jasí...
¿Cuantas veces haces comentarios de otras personas sin estar seguro si son verdad?, ¿te has puesto a pensar que pasarte la vida la vida hablando de los demás, ofendiéndolos, desaprobándolos y denigrándolos puede marcar a una persona de manera permanente?, estar consciente del daño que tus palabras van a causar y las repercusiones de lo que dices.
Las heridas que provocan son peor que la muerte porque van dañando el alma, el corazón, la autoestima y pueden causar otras situaciones que sin duda, marcan para siempre al agredido.
La Biblia dice “De la Abundancia del Corazón habla la Boca“. Esas personas, que se empeñan en destacar todo lo negativo que hacen los demás e incluso inventan historias para difamar, necesitan ver que los demás son inferiores para ellos sentirse superiores.
Ahora bien, existe la crítica constructiva, que es aquella en la que se da una opinión para tratar de contribuir a mejorar algo.
Ciertamente, la lengua, cuando se mueve innecesariamente, es un puñal, las palabras que salen de tu boca pueden ser de bendición o de maldición, tú decides y recuerda ¡tú tienes la última palabra!