Mi transformación con los Registros Akáshicos

Mi transformación con los Registros Akáshicos

Había pasado años en una rutina metódica: despertar, trabajar, regresar a casa, intentar tener algo parecido a una vida personal, y descansar solo lo indispensable. Era lo mismo que veía hacer a todos a mi alrededor, como si estuviéramos atrapados en un ciclo eterno.

Como era de esperar, un día me cansé. Me agoté tanto que enfermé. Mi cuerpo, al final, protestó. Tanta fiesta, tanto trabajo, tanta exigencia. En el fondo de mi ser, sabía que era tiempo de encontrar nuevas formas de vivir que no me hicieran tanto daño. Mi subconsciente lo sabía, pero yo solo quería escapar. Escapar al último rincón de la tierra, o al menos al lugar más apartado que mi mente podía concebir.

En una isla lejana, alejada de todo, conocí a una persona totalmente desconocida para mí hasta entonces: yo misma. Descubrí que no sabía cómo relacionarme conmigo, cuáles eran mis gustos, mis anhelos, mis metas... ¿Cuál de todas esas voces que resonaban en mi cabeza era realmente la mía? Durante esos años, me atreví a vivir de manera diferente: comencé a hacer yoga, a meditar, me volví vegetariana, viví en la naturaleza y conocí el perdón. Mi cuerpo sanó. Mi mente sanó. Mi alma comenzó a sanar.

Pero mi alma había empezado a hablarme y no iba a callarse. Escuchaba una voz que me hablaba desde fuera, ajena pero familiar y amorosa. Decidí no solo escucharla, sino también hacer ese trabajo para los demás. En ese proceso de descubrimiento, mi alma necesitaba expandirse: viajar, algo que había dejado de hacer por mucho tiempo. Así que, sin pensarlo mucho, vendí todas mis pertenencias y me fui a Asia, sin fecha de retorno.

Viajé y viví allí durante tres años. Conocí gente maravillosa, lugares extraordinarios. Me reinventé. Nació Maia y me liberé del peso y la carga familiar y social que suponía mi nombre real. Me di cuenta de que tenía el poder de construir la persona que quería ser. Así que elegí, con mayor cuidado, a ese "personaje".

De repente, tuve que volver. Dejé atrás, en un instante, amigos, sueños y una vida de ensueño que había construido alrededor de un personaje que inventé. El regreso fue aterrador y violento. Me enfrentó nuevamente con el lugar de la que se fue, de esa persona que huyó y que quería, sin querer, volver. Me confrontó con esa persona que ahora entendía mejor muchas cosas sobre sí misma y el mundo, pero que no había podido "organizar" toda esa información dentro de sí misma e integrarla.

Así llegué a los Registros Akáshicos: devastada por un regreso no solicitado, y volviendo a empezar desde cero. Con un sentimiento de no encajar en ningún lado y sin saber qué hacer conmigo misma (mis dos yos).

Sin saber por qué, me inscribí en ese curso. Simplemente flui y asistí. A medida que escuchaba, empezaba a entender muchas cosas sobre esa voz, que a lo largo de los años había vuelto más mía, pero que de alguna forma seguía siendo inconsistente. Entonces comenzó la verdadera alquimia: hacerme responsable de mi proceso de autoconocimiento y exploración, e integrarlo todo a partir de tener plena consciencia de las respuestas que había estado persiguiendo durante años. Encontrar los Registros Akáshicos se sintió como encontrar una llave de algo muy valioso que había guardado, perdida durante mucho tiempo y que buscaba por todos lados. Un buen día, después de todo el esfuerzo y tiempo dedicados a encontrarla, me di cuenta de que la había tenido conmigo todo el tiempo, y que era tan valiosa que no tenía sentido que permaneciera "oculta" en ningún lugar. Gracias a este reencuentro, ahora sé cuál es la voz que quiero expresar y la persona que quiero ser: ser esa que se mira a sí misma, sin miedo, y que se transforma conscientemente a partir de conocer su poder interior y su magia.

Patricia Melgarejo (Maia)

Facilitadora

Catalina Buendía 1-B colonia Culhuacán CTM VII, Coyoacan, CDMX 
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
+52 55 3527 8919

 

Suscribete a nuestro boletín

Síguenos en redes